Una de las realidades que se ha podido visibilizar con esta pandemia son los numerosos y anónimos gestos de solidaridad que han nacido entre personas de la comunidad, para ir en ayuda de vecinos, familias, etc. que han quedado en situación de gran vulnerabilidad y exclusión social como consecuencia de lo que hemos vivido estos meses.
Daniela Licanqueo, tiene 27 años y un día conversando con sus hermanas y su mamá pensaron que sería bueno organizar una olla común, porque sabían que había muchas personas en su pasaje y sectores cercanos a quienes contar con la ayuda de un plato de comida les podría ser de mucho alivio. Y se organizaron junto a otras vecinas y lo hicieron. De a poco fueron congregando más gente y mejorando su organización.
Hoy reparten entre 130 y 150 almuerzos todos los martes y sábados a quien vaya a buscar su ración. Y el almuerzo incluye siempre una ensaladita y pebre. Nunca se han quedado con comida en los fondos donde cocinan. Hasta el último almuerzo queda repartido, porque muchos y muchas lo necesitan.
Para cumplir con esto, todos los lunes y los viernes se juntan cerca de 6 mujeres en las tardes, después de la once, a dejar todo picado y pelado. A veces se pasan 4 horas sólo en eso. Y al día siguiente es la mamá de Daniela junto a una vecina las que cocinan.
Mientras ellas realizan estas actividades, en otros sectores de Cerro Navia también, grupos de familias que forman parte de las Cooperativas Familiares de la Fundación han estado durante estos meses, confeccionando mascarillas.
Hace unas semanas el trabajo solidario de todos ellos y ellas pudo sumarse. Decenas de esas mascarillas fueron donadas a distintas ollas comunes y repartidas entre quienes manipulan los alimentos y quienes llegan a recibir los almuerzos. La olla común en la que participa Daniela, fue una de las que recibió la donación.
“Yo estaba buscando cómo agradecer en las redes sociales o vía mail el gesto de ustedes, porque fue muy lindo recibirlas y poder repartirlas entre todas las personas que vienen a buscar su almuerzo. Las entregamos a muchas personas que ni siquiera tenían una para ellos o para sus hijos. Estamos muy agradecidas de la gestión que hicieron. En esta olla ya cada una tiene su mascarilla propia”, comentó Daniela.
“En pandemia hemos vistos cientos de pequeños gestos solidarios que se dan entre las personas más pobres, compartiendo a veces lo poco que tienen, pero con la satisfacción de estar haciendo un gesto que va en ayuda de quiénes más necesitan apoyo en estos momentos. Muchas veces las soluciones del Estado y del Municipio no alcanza a llegar a todos, y ahí es donde esta solidaridad comunitaria se ha vuelto esencial y un ejemplo para nuestra sociedad”, agregó Niniza Niniza Krstulovic, Directora Ejecutiva de Cerro Navia Joven.