En muchos rincones de Chile, las mujeres migrantes enfrentan desafíos enormes: precariedad laboral, discriminación, barreras idiomáticas o falta de redes. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), más del 50% de las mujeres extranjeras en el país tiene un empleo informal, lo que aumenta su vulnerabilidad económica y social.
Frente a este escenario, formar, acompañar y abrir espacios de participación es un acto de justicia. Por eso, esta semana realizamos el segundo módulo de un proyecto que nos llena de orgullo: la capacitación a 70 mujeres migrantes de Cerro Navia y Pudahuel.
Una red de formación para construir nuevas oportunidades
Gracias al financiamiento del FODEP (Fondo de Economía de Desarrollo Popular) y al compromiso del equipo de la Oficina de Migrantes y Refugiados, seguimos impulsando instancias donde las mujeres no solo adquieren herramientas, sino también vínculos, confianza y espacios seguros para compartir.
Este segundo módulo se centró en fortalecer habilidades para el desarrollo personal y comunitario, entregando herramientas prácticas que contribuyen a:
- Mejorar su empleabilidad y autonomía
- Reconocer y ejercer sus derechos
- Fortalecer su autoestima y liderazgo
- Tejer redes de apoyo mutuo


Seguiremos fortaleciendo iniciativas que generen autonomía, dignidad y participación para las mujeres migrantes que hoy también construyen nuestras comunidades. Porque cuando una mujer avanza, avanzamos todas/os.