Tercera Semejanza y Diferencia

Nuestro inspirador, Don Enrique Alvear

Don Enrique fue “el pastor que el Concilio soñó”, decía mi amigo teólogo. Hay aquí una tercera diferencia y semejanza con nosotros. Don Enrique fue obispo, fue pastor, fue el Vicario de la Zona Oeste. Nosotros, la mayoría, no somos curas, no somos obispos, no somos vicarios…, pero si somos pastores, y nuestro pastoreo se parece o se quiere parecer al de él. Porque don Enrique confeso que de los pobres aprendió a ser pastor. Y se refería a los pobres de la Zona, y llego a la Zona después de ser obispo de San Felipe.

Quiere decir que no nació sabiendo ser pastor ni se convirtió en pastor cuando lo ordenaron cura o lo consagraron obispo, aprendió a ser pastor y aprendió a ser pastor de sus ovejas, de aquellos a los que servía. Como nosotros, que hemos aprendido a hacer lo que hacemos haciéndolo, a aprender a servir de aquellos a los que servimos, aprendemos a ser educador de las personas.

Él fue un buen pastor y nosotros también queremos ser buenos pastores, y estamos aprendiendo, poco a poco de aquellos a los que servimos.

Pastores como él, educadores como él, con su modo, con su estilo, con su bondad, con su firmeza, con su valentía, sin paternalismo, dejando que el otro sea el protagonista, que el otro sea el actor de su película (de su película no la nuestra, el chiquillo es el actor principal, no nosotros, que ayudamos, que colaboramos).