Primer ejemplo
Nuestro inspirador, Don Enrique Alvear
Primero esto último, que no estamos en una capilla sino en una Fundación, pero como cristianos solidarios. Un primer aspecto es que el prototipo de solidaridad de Don Enrique es la organización solidaria: “la olla común”. Él decía que nuestra gente es básicamente solidaria y que esa solidaridad espontánea había que organizarla: así nacieron los comprando juntos, los equipos de salud, las bolsas de cesantes, etc. Nosotros hemos dicho que además de la organización se requiere de una institución, por que los problemas son más complejos, más permanentes y se requieren respuestas más técnicas, más profesionales. Un jardín infantil, un colegio, un taller laboral protegido (una lavandería), un centro de adulto mayor no se sostiene solo en la organización. La mayoría de nuestras organizaciones solidarias eran llevadas por voluntarios. La mayoría de nosotros somos trabajadores y a tiempo completo. Nosotros trabajamos en esto, es todo el día y no solo un rato en la tarde. Con mayor razón necesitamos una y otra vez la inspiración, para no acostúmbranos, para no convertirlo en rutina, para no perder el sentido. Por eso necesitamos a nuestro patrono, que él nos renueve la inspiración.