Cuarto ejemplo
Nuestro inspirador, Don Enrique Alvear
Un último aspecto, que fue una de mis experiencias con Don Enrique. Visitaba la CEB de San Francisco en Estación Central, cerca de la Villa Francia. Y se reunió con los jóvenes como de 4 a 6 de la tarde y luego tenía programada una reunión con los adultos a las 8… y con profunda humildad pidió un lugarcito, si se lo podían dar, que quería rezar un ratito. Y allí se instalo en plena visita a rezar. Al comienzo quede sumamente desconcertado. En vez de destinar el tiempo a visitar casas, recorrer la población, conversar con los que estábamos allí, prefería ponerse a rezar. Después lo comprendí. Tenía certeza de que Cristo era el que estaba en medio de la gente, que él era un simple colaborador, un vicario que visitaba a quienes estaban con el Señor. Jesús había llegado antes, trabajaba en medio de la población, en la capilla, en las familias y conectarse con él era conectarse con lo que vivía cada uno. Tiene que ver con lo que nos dijo el jesuita colombiano que este año nos dio a los jesuitas los 8 días de EE en la casa de Padre Hurtado. Le toco dirigir el Programa por la paz en la zona del Magdaleno medio, la zona caliente de la guerrilla (las FARC), los paramilitares, el ejército y la coca. Le toco enterrar a 30 funcionarios de la Fundación asesinados por un grupo u otro. Al contratarlos les advertía de los riesgos y les exigía que de las 8 horas trabajaran 7, pues una hora tenían que destinarla a rezar, a conectarse con Dios o con el sentido que les permitiera tener la fuerza para un trabajo tan expuesto y difícil. Nosotros también necesitamos conectarnos con el sentido de lo que hacemos. Las jornadas, las reuniones de equipo existen para ellos. Nosotros también necesitamos rezar, como lo necesitaba Don Enrique.
Don Enrique inspira nuestra Fundación que es solidaridad institucionalizada (como antes inspiro la olla común), que quiere poner al centro a los chiquillos y para ser capaces de acompañarlos en su vulnerabilidad para que sigan caminando, a veces en situaciones muy duras, tenemos que conectarnos con el sentido de lo que hacemos, tratar de rezar y recibir su Espíritu y su inspiración.